RSS

Archivo de la etiqueta: Parque Lezama

“En la calle se sobrevive”

“En la calle se sobrevive”

“El Abuelo” vive en Parque Lezama desde hace ocho años y es cuidacoches. Es uno de los tantos indigentes que viven en la calle y luchan por sobrevivir .

El hombre tiene 60 años, es petiso y barbudo. Trabaja de lunes a viernes cuidando autos en la zona de San Telmo. Si bien no cobra una tarifa fija, deja que los clientes colaboren a conciencia con alguna moneda. Su semblante está directamente relacionada con la vida ardua que le toca vivir.

"El Abuelo" en su lugar de trabajo| Foto: Federico Parmigiani

Según el INDEC el porcentaje de personas bajo la línea de indigencia en Gran Buenos Aires (incluyendo Capital Federal) era un 2,8% , en el segundo semestre de 2009. Sin embargo, una consultora privada, Ecolatina, señaló que el porcentaje era de 11,7, en el primer semestre del 2009. Ser indigente es no tener ingresos suficientes para cubrir una canasta básica de alimentos.

Nació en Sarandí en 1950, aunque vivió toda su infacia en San Telmo. En el barrio nadie conoce su nombre ni apellido, aunque todos lo conocen como “El Abuelo”. Su hogar está en Parque Lezama, y es allí donde guarda su colchón y sus frazadas. “Vivo con mi hija de 22 años, pero ella sufre una enfermedad muy jodida: es adicta a las drogas”, sentencia el hombre.

Hasta los 41 años estuvo trabajando en una verdulería, luego renunció ya que le pagaban muy poco y lo hacían trabajar largas horas. “Con la edad que tengo es muy difícil conseguir trabajo. Hoy en día si tenés 40 años sos un viejo que no sirve para nada, imaginate lo que me dirían a mi”, explica el hombre. Además, carga con la desventaja de no haber terminado sus estudios secundarios.

El "Abuelo" se queja de la falta de oportunidades| Foto: Federico Parmigiani

“El Abuelo” convivió con una mujer, la madre de sus tres hijas, durante 29 años, no obstante se distanció. La relación con su ex mujer es pacífica, de hecho ella suele visitarlo y regalarle ropa nueva. “Me separé porque nos peleábamos mucho y a ella no le gustaba que le de tanto a la bebida. Igual ella mucho no me podía decir porque tomaba igual que yo”, afirma el señor.

El alcohol es la máxima perdición que tiene el hombre en cuestión. Bebe a toda hora con la plata que recibe de su trabajo. El vino blanco es su fiel aliado que lo ayuda a combatir su dura rutina diaria. También, tiene otro gran compañero con el que convive diariamente: Facundo Álvarez. “Tengo 70 años y estoy en la misma situación que mi amigo. Nosotros trabajamos y dividimos la plata que juntamos para comer y tomar. Nunca tuvimos ninguna discusión y nos ayudamos en lo que podemos”, cuenta Facundo.

Facundo Álvarez descansando en la calle | Foto: Federico Parmigiani

“Para saber lo que se siente estar en la calle hay que vivirlo. Por más que esto a la noche sea una boca de lobo, ya dejé de tener miedo. Al ser tantos años que vivo acá, ya me acostumbré bastante”, se sincera “El Abuelo”, al borde del llanto. Cuenta también que el barrio es peligroso y que, por más que lo conozcan, no está ajeno a los peligros de la calle.

Los fines de semana son días en que hay poco trabajo, pues sus clientes, alumnos de la Universidad Austral y oficinistas de la zona, no están. Es por eso que los sábados, junto a  Facundo Álvarez, hacen asados en el Parque Lezama. “Nos damos un gustito. Hay veces que la parilla está más llena que otras, pero la satisfacción de poder hacernos un rico asado no tiene precio”, asegura reflexivo.

Cómo lo vi

Al “Abuelo” lo conozco porque me cuidó el auto varias veces.  Siempre está en el mismo lugar, es por eso que fue fácil ubicarlo. Llegar a entablar un diálogo no me costó, ya que es un hombre amable y tiene una excelente predisposición para ayudar con lo que puede.

Me dio la impresión que es un hombre triste y que padece la vida. A lo largo de la charla que tuvimos no sonrió en ningún momento. Me impresionó que a las 9.20, durante la entrevista, me haya pedido que lo esperara unos minutos para poder ir a comprar una petaca de whisky. Lo último que me dijo cuando me estaba yendo fue que deseaba que termine bien mi año educativo que es, lamentablemente, lo que él no pudo.

 
Deja un comentario

Publicado por en agosto 30, 2010 en Uncategorized

 

Etiquetas: , , , , ,